miércoles, 13 de enero de 2010

Morropón, entre la cumanana y los negros Pitingos

En foto: El paisaje desde el cerro El Alba.


Viernes, 8 de enero de 2010

En la noche visitamos a don Nico Sandoval en su casa. Es un afrodescendiente, cumananero conversador y sencillo, con ánimo de compartir su historia de vida. Recuerda a sus padres, sobre todo a su madre, una mujer trabajadora que solía cocinar con una buenísima sazón que le dio fama en Morropón. Don Nicanor es bajito, lleva consigo un morral andino comprado en los alrededores de San Luis. Tuvo la oportunidad de viajar a Ecuador cuando joven en búsqueda de trabajo, aunque dejó familia allá tuvo que regresar a estas tierras, ya que se anunciaba un conflicto con el vecino país. Al cabo de muchos años su hijo mayor vino a buscarlo. El encuentro remueve lastimosos recuerdos en el anciano don Nico, su voz cambia y sus ojos se empañan. No quiere que lo notemos. Más adelante, don Nico comparte su experiencia como cumananero. Ha participado y vencido en varias competencias en el departamento de Piura.
Como ya se mencionó antes, el contexto de las cumananas (cuartetos rimados) es la chichería, el velorio, el cumpleaños, etc. El contrapunto, es decir, la pregunta y la respuesta o la insinuación y la respuesta; es inspirada, improvisada y muy creativa. En Morropón se comenta mucho anécdotas del afroperuano don Ramón Domínguez Saavedra (1913-1987), nacido en Maray, conocido además por sus décimas y tonderos como, p. e., "Frutos de mi tierra" y "La pediche", entre otros. Su producción artístico-literaria se encuentra aún inédita. Valga la siguiente como muestra: "El pobre es una escalera/ por donde el rico sube y baja/ el rico llega a tener/ porque el pobre le trabaja".


Sábado, 9 de enero de 2010

La noche calurosa siempre es propicia para encontrar amigos y conversar en las calles piuranas. En esta oportunidad hemos coincidido José Antonio de La Pilca y el profesor Federico Sánchez. Este último es autor de un importante libro titulado Voces y letras de Morropón. Curiosamente él es dicta física y matemáticas, sin embargo es muy aficionado a las letras, capaz de recitar versos de Enrique López albújar, entre otros. Que mejor que el prof. Sánchez para recordar algunas historias de Morropón, como la de los negros Pitingos de Corral del medio. Según se cuenta, en los años veinte, del siglo anterior, los pitingos eran unos negros que andaban a caballo y con armas al cinto, muy temidos en la zona. Un gendarmen recién llegado a Morropón dio la orden de que aquel que llevase armas debiera entregarlas, algunos cumplieron el mandato; en cambio, otros, como los negros pitingos, se negaron. El Pitingo, hechicero, enamoradizo y líder del grupo, anunció que vendría a la ciudad al encuentro del gendarme, en el local en el que se hallaba, muy próximo a la plaza principal. Se fijo la hora del encuentro. Hubo mucha espectativa. A la hora señalada llegaron en tropel los negros pitingos, los cascos de los animales se escuchaban desde lejos, la polvoreda que levantaban se aproximaba con ellos. Los vecinos cerraon su puertas y entreabrieron tímidamente sus ventanas. Nadie, ni una sola persona se veía en los larededores, menos una doncella incauta que bien podría ser raptada por el afamado Pitingo, el brujo. Cuando los negros feoroces llegaron al local donde se encontraba el gendarme, este creyó que la ley impuesta se cumpliría sin excusas pero el negro Pitingo que lideraba el grupo tenía otros planes. Se rehusó a entregar las armas, es más, dijo que no las entregaría porque a él le había costado su dinero el conseguirlas, así fue mostrando una a una, las que tenía en el cinto, las que se hallaban ocultas en los tobillos, la que estabe detrás en la espalda, y así eran demasiadas para contarlas. El gendarme no pudo decir nada más. Cómo hacerlo? Los negros pitingos ahora se alejaban de la plaza disparando al aire, satisfechos de sí mismos y de su altanería, y para no perder la costumbre el brujo Pitingo se levantó en el aire una ilusa muchacha en el camino, cuyo nombre sería apuntado en la libreta de enamoramientos del bandido.

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