miércoles, 3 de diciembre de 2008

Música afroperuana y tradición oral de los Ballumbrosio: en ritmo de festejo

En foto: Don Amador Ballumbrosio.


Por MC

El negro llegó al Perú en el siglo XVI acompañando a los españoles conquistadores (Busto, 2001) . Más tarde, ante la disminución de la población indígena como consecuencia de la conquista se recurrió a la adquisición de esclavos de origen africano para reponer la mano de obra durante el periodo virreinal. Con el tiempo éste ideó estrategias de resistencia activa y pasiva ante la negación de sus derechos y la persecución de sus creencias y prácticas culturales (Cuché,1975). Al final sus valores impregnaron a la sociedad, lográndose así una importante contribución a la cultura peruana.
Un caso que vale la pena destacar es lo ocurrido en El Carmen (Ica), comunidad negra localizada al sur de Lima. Aquí se observa que las manifestaciones artísticas (la música, la danza, la tradición oral, etc.), se caracterizan por su sincretismo y su pluralidad como resultado del mestizaje cultural y étnico, con presencia de elementos hispanos, andinos y negros.
Nuestra ponencia tiene por objetivo analizar los temas como la esclavitud y el trabajo de campo, que aparecen descritos en la tradición oral de los afrodescendientes peruanos, en las canciones festivas tradicionales, así como en las coplas y canciones en ritmo de festejo de los Hermanos Ballumbrosio, banda que intenta modernizar e internacionalizar la música chinchana.

1. La comunidad negra de El Carmen y sus festividades
A 200 kms. al sur de Lima se encuentra ubicado el valle chinchano. Esta provincia de Ica se destaca principalmente por la industria algodonera, la harina de pescado, la producción de vino y, más recientemente, por el cultivo y la exportación de productos hortofrutícolas como el espárrago y el brócoli. Pero sin duda la gran fuente de divisas es el turismo, tal es la afluencia de visitantes en temporadas de fiestas que sobrepasa la capacidad hotelera de la zona, además la expresión “Vamos pa’ Chincha” es una permanente invitación, un claro sinónimo de alegría y amistad.
Hoy en día Chincha celebra dos grandes fiestas cada año de difusión masiva, en los meses de febrero y octubre. A la primera se le suele llamar “Verano negro” y se concentra en la Pisa de uva, en el distrito de Sunampe, y la “Yunza” carnavalesca, en El Carmen. Esta última es llamada también el cortamonte, una festividad agrícola de origen andino que consiste en bailar y cantar alrededor de un árbol de boliche o sauce, decorado con cadenetas de colores, serpentinas, globos, frutos y regalos (Sotelo, 1987). Las parejas se turnan para cortarlo hasta derribarlo. La canción de yunza es “Huanchihualito” que es coreada por los participantes en rueda. Se acompaña de tres guitarras, un cajón, un tambor y, a veces, una quijada.
La segunda festividad es conocida como “Octubre negro” cuando se celebra la fundación política de Chincha (26 de octubre de 1874). Tiene gran acogida popular e incluye conciertos, festival de danzas, feria y venta de platos típicos de la zona. Está más dentro del ámbito comercial y va dirigido especialmente a captar divisas del turismo.
En cambio, las fiestas tradicionales son en homenaje a la Virgen del Carmen y el niño Jesús. La primera es el 16 de julio y dedicada a la patrona del pueblo, también llamada “La Peoncita”, apelativo muy significativo si consideramos que se trata de una zona rural, donde los peones solían trabajar para las haciendas. En la víspera hay bailes y música en las calles, quema de juegos artificiales, recitales, etc.; mientras que en el día central se celebra una misa, desfilan bandas, y los hatajos de negritos y las pallas (o pastoras) veneran la imagen de la Virgen con pasadas de zapateo y canciones.
La segunda festividad es para celebrar el nacimiento del niño Jesús, del 24 al 28 de diciembre, y se extiende hasta el 6 de enero cuando se homenajea también a la beata “Melchorita” Saravia (1895-1951), en el distrito de Grocio Prado. Es en estos días que se lleva a cabo la “Danza de negritos”, una manifestación artística y religiosa compleja y sincrética, en la cual se expresan elementos de tres culturas: la hispánica, la andina y la negra. Según la musicóloga Chalena Vásquez (1982), se cantan melodías de pentatonía andina, con versos de villancicos españoles y se zapatea con rítmica africana.
Así, se reúnen los hatajos de negritos, mayormente niños y jóvenes. Los danzarines son todos hombres, entre 10 a 20 en total, dirigidos por un Caporal o jefe de hatajo. La vestimenta es una camisa y pantalón de color blanco, con una banda y contrabanda cruzadas al pecho, más un chicotillo en la mano izquierda y una campana, en la derecha.
La “Danza de los negritos” está constituida por una serie de mudanzas, alrededor de 20 o más, cada una con un texto, música y coreografía especial. Los instrumentos que suelen usarse son el violín, las voces, las campanas, e incluye el zapateo (y los cascabeles). Interesa destacar que la “Danza de negritos” aunque es una danza 1religiosa, los temas pueden aludir al contexto social (el trabajo agrícola) y el pasado histórico (la esclavitud). Por ejemplo, el Panalivio es una danza que imita las acciones de trabajo en el campo. Para empezar ocurre un diálogo entre el amo y el caporal que recuerda la obligación de trabajar, luego interviene un negrito rebelde que responde a la opresión y, a continuación, intervienen los demás cantando en coro. Como se puede observar, el panalivio es un canto de denuncia y subversión de los esclavos que fue prohibido; pero aún así perduró transformado en una especie de lamento hasta nuestros días.


2. Amador Ballumbrosio: Tradición y memoria oral
Durante muchos años el Caporal de la “Danza de negritos” en El Carmen, fue Amador Ballumbrosio, destacado violinista, rezador y zapateador. Él ha sido toda su vida agricultor y albañil, y junto con su esposa, Adelina, han formado una numerosa familia de quince hijos, casi todos han heredado las mismas aptitudes para la música y el baile. Es por eso que su testimonio cobra gran relevancia como representante de la música tradicional afroperuana. En seguida vamos a revisar algunos fragmentos de su discurso recopilado tiempo atrás, cuando él todavía se conservaba en buena salud. En la actualidad, él se sobrepone de un derrame cerebral que lo ha dejado postrado a una silla de ruedas.
Entre las cosas que más nos llamó la atención cuando lo entrevistamos fue el recuerdo de sus antepasados, incluso conservaba historias muy puntuales acerca de la esclavitud y el origen de su distrito:

“El Carmen era un villorrio. Y cuando estaban los esclavistas aquí era zona de los que se venían de los trabajos ¡uh! Escapados. Y... aquí vivieron mis abuelos, le ponían los grillos y su argolla aquí (en la nariz) como si fueran bueyes. Así me contaron mis abuelos. Por ejemplo... ¡le marcaban! Como a la res. Era tiempo de los patrones, del blanco, extranjeros serían , no sé [...] Y se corrían los pobres yanas. Se iban también para el Guayabo, que tú ves que está para allá. Acá tenían un apoyo, una reservación... Un franciscano que venía de Ica (era) una ayuda fundamental de parte de la Parroquia. Protegían para el mantenimiento del villorrio. Aquí se juntaron” (Carazas, 2002: 39).

En realidad, la historia de Don Amador es también la historia de una colectividad, la de los demás pobladores negros de Chincha. Para identificarse se llama así mismo “yana”, palabra quechua que significa negro. Al elegir este vocablo y no otro queda claro que la influencia de la presencia andina en el valle ha sido muy marcada. Es cierto, en un principio durante el Sistema de la Hacienda, la mano de obra era traída de la Sierra, principalmente de los departamentos más próximos como Ayacucho y Huancavelica. En ese entonces los trabajadores se establecían por temporadas en la hacienda costeña y luego retornaban a sus hogares, llevando consigo alimentos y demás productos como parte del intercambio comercial o trueque, entre obreros andinos y campesinos negros. Pero más adelante empezaron las migraciones masivas a la costa y se dio el sincretismo cultural y el mestizaje racial.

“Y el yanita, el negro, agarraba así, le miraba a la serranita (con gestos de ojos, la cabeza acurrucada a los hombros), le decía: “hay corazón, desde que te vi/ el corazón me tiembla de entusiasmo/ algo de mi alma te quiero decir/ algo que me inspiran tus ojos...”. Lindo. Yana y cholita ya estaban enamorados. Y la cholita hasta le decía. “Quién va a agarrar este gallinazo!”. Pero, pasado el año ya estaba con su expediente en la barriga (risas) [...] Y tenían a su hijo muy bonito. Y por ejemplo, antes, a los niños, a los negritos, le sacaban a la puerta a peinar los padres y ¡riiich! El pobre aguantaba ¡aaah!, con esos peines cacho de buey, claro, y: ¡rrr...! “¡Cállate! ¡cállate!”. Con los matrimonios de los yanas y las serranas, los pelos de los negritos se fueron soltando, ya no sufrían para peinar” (Carazas, 2002: 43-44).

Es decir, el discurso de don Amador describe también las transformaciones que se han dado o se vienen dando en Chincha desde entonces, como la andinización de la costa y el proceso de cholificación de los últimos años en el Perú. Sin embargo, la condición de pobreza y el sufrimiento del “yana” (o sujeto afroperuano) de las zonas rurales sigue siendo la misma.
Para terminar, el testimonio personal de don Amador Ballumbrosio y su conocimiento del repertorio de la “Danza de negritos” lo convierten en un indiscutido depositario de la memoria oral y colectiva de la zona, que ha sabido compartir con sus hijos y mantener vigente toda una tradición de arraigo popular hasta el momento.

3. Los Hermanos Ballumbrosio en ritmo de festejo
En 1993, el músico peruano Miki Gonzáles hábilmente convoca a los Ballumbrosio para producir y explotar un nuevo ritmo, fusión de rock, rap y música nacional (incluye chicha, huayno, etc). El resultado fue un disco de nombre Akundun, de gran difusión comercial y acogida popular mediática. El CD reúne diez canciones. Aquella que da el nombre al conjunto, “Akundun”, consta de tres partes bien definidas. La primera cuenta la historia de la abuela esclava negra traída de África a América; la segunda se ubica en el presente y celebra la abolición de la esclavitud; y el tercero, es el Yo que reconoce el aporte de la cultura afroperuana y la difunde cantando, incluso por medio de una estrofa en inglés.

De los barcos portugueses
allí me trajeron a la abuela
la trajeron de Guinea
con escala en Cartagena
mercaderes españoles
la trajeron más al sur
y por eso estoy cantando
ritmo negro del Perú
Akundun Akundun
En Malambo tuvo tiempo
y al abuelo conoció
la compró una monjita
que pa Chincha la llevó
trabajaba todo el día
hasta el anochecer
con el ritmo de ese látigo
en la hacienda San José
Akundun Akundun

Lo interesante es destacar dos aspectos importantes. El primero es que el cantante Miki Gonzáles ha explicado en reiteradas entrevistas que la letra de esta canción, está inspirada en la tradición oral y que el significado de la palabra de origen africano Akundun, que se repite en el estribillo, es “hacer el amor”. Segundo, en el video promocional de esta misma canción, muy difundido por la TV local, se aprecia a los Ballumbrosio con corte de pelo (trencitas) y vestimenta étnica africana así como alusiva al reggae (con característicos colores como el verde y el amarillo); además, aparecen cantando y bailando en paisajes andinos, al pie del lago Titicaca (Puno), lo cual es bastante significado ya que une nociones usualmente contrapuestas como andino/costeño y arriba/abajo. También anula la creencia popular de que “El negro no canta en puna”, es decir, se alude a la supuesta limitación biológica del sujeto negro para aclimatarse a la sierra.
Cabe agregar que el disco cuenta con otras cuatro canciones que hacen referencia a personajes de la cultura africana y chinchana, tal como “Liberaron a Mandela”, que es una celebración, un canto de victoria que conmemora la liberación del líder sudafricano; “A gozar sabroso” que es un claro reconocimiento del discípulo a las enseñanzas de su maestro, o sea, de Miki Gonzáles a Don Amador Ballumbrosio; la tercera canción “Tutuma Don Toto” narra la fiesta en casa de Don Amador en El Carmen, acompañada por su música y la “Tutuma” de Don Toto, bebida benéfica para el cuerpo y el alma (pulmones, cabeza y corazón); y, por último, “Me fui pal´ Huayabo” es de corte amoroso y melancólico.
Más tarde, los Hermanos Ballumbrosio (Cochecho, Filomeno, José y Miguel) organizados en una banda, editan el disco compacto Ven a gozar, en 1997. El objetivo era modernizar e internacionalizar la música chinchana (el festejo), así que siendo un grupo tradicional acostumbrado a tocar cajón, violín, quijada, campana, tumbas, etc., incluyen luego el trombón, la guitarra eléctrica y la batería, en un afán de experimentación.
Vale la pena detenerse un momento para decir algunas palabras sobre el festejo. Según Octavio Santa Cruz (1996), es un género rescatado por Porfirio Vásquez, en 1949, que tuvo gran difusión más tarde. Los instrumentos usados para lograr el ritmo son el cajón y la quijada de burro, a los que se han sumado recientemente las congas y el bongó (Bayly, 2003). En esta danza prevalece un cierto contenido erótico, ya que es bailado por una pareja suelta que realiza movimientos pélvico-ventrales. En Chincha o en Cañete se denomina “baile de cintura” o “cintureo”.
Ahora bien, el repertorio musical de Ven a gozar está compuesto por trece canciones y desde el título es toda una invitación. En primer lugar, algunas pertenecen a las festividades locales como “Zancudito” que se canta en Navidad, en la “Danza de los negritos”, se mantiene la intervención del violín; “La esquina del Carmen”, que son coplas en ritmo de festejo que se suelen cantar en las yunzas de febrero; “A la Molina”, es un panalivio, es decir, una mudanza del hatajo de negritos, pero esta versión viene acompañada de guitarra eléctrica y no así de violín.
En segundo lugar, hay canciones con letras originales del propio don Amador Ballumbrosio, como “Papá Antonio” que se trata de un festejo, cuya ejecución se realiza mediante un canto antifonal, es decir, un solista canta y el coro responde. En el contenido se observa que se reestablece la relación jerárquica y social en la hacienda. El caporal Antonio al sentirse identificado con la peonada mata una res para aliviar el hambre de ellos, pero es denunciado por su propio hijo ante el patrón.

El tiempo está muy malo
Papá Antonio, qué debo hacer
El tiempo está muy malo
Papá Antonio, qué debo hacer
El jefe de ganado, Antonio,
No se siente bien
El jefe de ganado, Antonio,
No se siente bien

Papá Antonio mató un buey
Yo no sé de quién será
Papá Antonio mató un buey
Yo no sé de quién será
La carne es pa´ comer
La pata para hacer patasca
Y el cacho para asentar (bis)

El patrón que cabalgaba
al negrito preguntó
El patrón que cabalgaba
al negrito preguntó
qué cosa baila negrito
qué mosquito te picó
qué cosa baila negrito
qué mosquito te picó

El patrón se dio la vuelta
una moneda le arrojó
el patrón se dio la vuelta
una moneda le arrojó
El negrito se decía
qué bonito bailo yo
el negrito se decía
qué bonito bailo yo

Papá Antonio llegó a su casa
y al negrito lo empuñó
Papá Antonio llegó a su casa
y al negrito lo empuñó
tu tarea es avisar al hombre
y te quito tu ración
tu tarea es avisar al hombre
y te quito tu ración

Otra canción de Don Amador es “Acutilu” que está inspirada en el canto de las aves (el acutilu o guanchaco, el pichio y la lechuza), con lo cual se aprecia la armoniosa relación entre el hombre y la naturaleza. La letra incluye onomatopeyas y un juego de palabras que provocan hilaridad.

Acutilu tilu tilu acutilu tilu
Acutilu tilu tilu acutilu tilu ñarru
Acutilu tilu tilu acutilu tilu
Acutilu tilu tilu acutilu tilu ñarru
por la virtud que Dios me ha dado
Acutilu tilu tilu acutiliutilu ñarru
Acutilu tilu tilu acutilu tilu ñarru

Dale chichindo
a tu mulata
Dale chichindo
a tu mulata
que ta la lata
que ta calata

Al otro lado del río
tengo sembrado
azúcar y canela
pimienta y clavo

Redonda segonda
Redonda segonda
la consecuencia ninguna
la consecuencia ninguna

Todo pájaro come maiz
huanchaco carga la fama
Todo pájaro come maiz
huanchaco carga la fama
Si ese negro no trabaja
es porque no le da la gana
Si ese negro no trabaja
es porque no le da la gana

kalangachi kalangachi aytachi
kalangachi kalangachi aytachi
ay machy machy machy
ay machy machy machy aytachi
En tercer lugar, otras canciones son inspiradas en la tradición oral chinchana, tal como lo anuncia con detalle el índice del CD. Tenemos las dos canciones de Jesús (Cochecho) Ballumbrosio, a saber: “Ven a gozar”, la referida canción de apertura que contagia con su alegría; “Las negritas del Carmen”, que está contextualizada en la corrida de toros que se realizaba en la fiesta de San José, oportunidad que tienen los jóvenes para impresionar a las “morenitas” solteras de la localidad; y, por último, “Pampa de Acarí” que es más bien un landó basado en el relato de Don Máximo Advíncula quien señalaba que ésta era una versión antigua del actual Toro Mata, canción recopilada en Cañete (Lima) y en El Guayabo (Ica) de gran difusión comercial en el presente. Esta versión en particular cuenta las travesías y tristezas amorosas de los arrieros negros que comercializaban sus mercancías a lomo de mula atravesando el desierto costeño camino a Acarí (Arequipa).

Caminando pampa negrito
pampa de Acarí
Caminando pampa negrito
pampa de Acarí
ay de mí
he de vivir penando por ti
ay de mí
he de vivir penando por ti

Toro Mata Toro Mata
mi compadre Juan Toro Mata (bis)

¿Qué cosa te han hecho negrito
para estar así?
¿Qué cosa te han hecho negrito
para estar así?
Ay de mí
Ay de mí
he de morir penando por ti
Ay de mí
Ay de mí
he de morir penando por ti

Al negro torero hermano Ángel Valdez
sus hermanos le decían:
“Cuando Valdez sale al ruedo
los blancos le tiran flores
¡Oh! ¡Qué negro tan simpático!
¡Qué bonito!
¡Qué colores!”

Asimismo están presentes en el CD dos canciones de Guillermo Gálvez Ronceros. La primera es “Lucio Cotito” que consta de dos partes. En la primera un coro cuenta la historia de un negro que trabajó penosamente en los caseríos de San Régi y San José, pero encuentra la felicidad más tarde y sus hijos son libertos; mientras que en la estrofa final una voz solista en primera persona muestra su solidaridad con los suyos frente a la esclavitud y su opción vengativa. Las dicotomías que se aprecian son sobre todo blanco/negro y explotación/liberación.

Lucio Cotito nació en El Carmen
vivió en San Régi
la explotación más cruel
en San José fue igual
y se casó con una negra del lugar

varios negritos ya tienen los Cotitos
varios negritos ya tienen los Cotitos
no son esclavos
son unos bomboncitos
no son esclavos
son unos bomboncitos

Lucio Cotito está feliz en San José
Lucio Cotito está feliz en San José
porque la tierra la trabaja pa´él
porque la tierra la trabaja pa´él

Lucio Cotito está feliz en San José
porque su negra lo quiere con pasión
lo quiere con pasión
ay lo quiere con pasión

Si mis negritos fueran esclavos
viviera en ellos el sufrimiento cruel
con mucho gusto
yo le arrancaría al blanco el corazón.

La segunda es “Vamos a la pampa” que recuerda el trabajo de los esclavos negros en el campo y el llamado a la liberación por parte de Francisco Congo, conocido rebelde que dirigió una revolución local.

Vamos a la pampa negro a trabajar
vamos a la pampa
vamos a la pampa negro a trabajar
vamos a la pampa
unos con la paña
otros con la lampa
unos con la paña
otros con la lampa (bis)

Y el caporal que viene atrás
con su chicote nos castiga cruel
y el caporal que viene atrás
con su chicote nos castiga cruel
unos con la paña
otros con la lampa
unos con la paña
otros con la lampa (bis)

Dicen que Francisco gritó revolución
dicen que Francisco gritó revolución
y con ese grito borró al gamonal
y con ese grito borró al gamonal
dígame, Señor, cuándo acabará
de esos pobres negros esta esclavitud
dígame, Señor, cuándo acabará
de esos pobres negros esta esclavitud
unos con la paña
otros con la lampa (bis)

Esta esclavitud nos la da el gamonal
esta esclavitud nos la da el gamonal
a nuestros abuelos
y los hijos también
dígame, Señor, cuándo acabará
de esos pobres negros esta esclavitud
dígame, Señor, cuándo acabará
de esos pobres negros esta esclavitud
unos con la paña
otros con la lampa (bis)

Es obvio que la incorporación de otros compositores y músicos chinchanos nos habla del enriquecimiento de este disco así como del merecido reconocimiento a sus dotes artísticos.
Como no podía ocurrir de otra manera, los años han pasado y hoy los Ballumbrosio, todavía muy talentosos, se reúnen para tocar en su propia peña en El Carmen. Algunos han incursionado en el teatro y han viajado al extranjero; otros han regresado al campo, a la buena tierra chinchana.

Reflexiones finales
El recuerdo de un pasado desgarrador y marcado por la esclavitud está todavía muy presente en la tradición oral de los afrodescendientes peruanos y en la “Danza de los negritos”, que integra armoniosamente elementos andinos, hispanos y de herencia africana; pero éstas expresiones artísticas y populares revelan además la evolución histórica y los conflictos étnicos ocurridos en la sociedad peruana.
El intento de los Hermanos Ballumbrosio de modernizar y difundir la música afroperuana (sobre todo el festejo) hace posible su incursión exitosa en el ámbito comercializar, lo cual significó la experimentación musical (mezclar el landó con el reggae, por ejemplo), la adopción de elementos culturales foráneos (del Caribe); pero, también, el encuentro con la cultura africana y la reafirmación de una herencia ancestral. Para finalizar, como dicen los Ballumbrosio en su canción inicial del CD, “ven a bailar con mi música chinchana, ven a gozar de esta música africana”, letra que involucra algo más que una simple invitación, ya que lo local no sólo se vuelve nacional sino, mejor aún, universal.

Ponencia leída en el congreso Develando secretos. Análisis de la cultura de América, organizado por la Unidad de Postgrado de la FLCH-UNMSM, en Lima, 14 al 17 de febrero 2007.

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