lunes, 11 de enero de 2010

El lejano y esquivo San Juan de Bigote

Miércoles 6 de enero de 2010

Hemos madrugado para llegar al distrito de San Juan de Bigote. El trayecto es realmente agotador. Hemos dejado atrás a Morropón. Salimos al cruce de Carrasquillo, subimos a una mototaxi, después de más de una hora estamos en Salitral, entramos a un camino del lado izquierdo, la carretera sigue de frente hacia Hancabamba, mientras que incursionamos por un camino polvoriento. Otra vez el golpeteo y los baches en el trayecto, lo que desanima a cualquier turista. Por fin, cuando llegamos la vistosa y concurrida plazuela nos recibe. En la biblioteca y la municipalidad buscamos información. Las autoridades son colaboradoras, aunque no la población local. La fiesta en Bigote está próxima, durará toda una semana. Es inquietante. Me hubiese quedado a no ser por la falta de seriedad de cierta dueña del único hospedaje de la zona. Habrá que quebrar ese monopolio y mejorar las condiciones, como abrir restaurantes apropiados, etc., si se desea impulsar el turismo en la zona. Me pareció atractivo la idea de visitar el bosque seco en Dotor y elogiable la campaña municipal de conservar los algarrobos. Pero no será posible esta vez. El calor aumenta así que nos refugiamos bajo los árboles del parque principal.
Una vecina nos da información sobre las familias afroperuans añejas en Bigote pero como ya ha sucedido en otros lugares, aquí también se viene dando el sincretismo cultural y la afluencia de migrantes andinos de Canchaque y Chalaco con más frecuencia, tanto así que en las calles se observan pocos afrodescendientes, en realidad, muy pocos. Acaso estarán ocultos en sus casas, esperando a que baje el sol?
Por la tarde, visitamos la pequeña iglesia, la imagen de San Martín de Porres pronto recorrerá las calles y nosotras no estaremos ahí para acompañarlo. Bigote posee un paisaje hermoso pero puede ser distante como esquivo para aquel que quiera conocerlo.

No hay comentarios: