lunes, 18 de enero de 2010

Serrán, la aspiración de crecer

En foto: El río próximo a Serrán.

En foto: Vista panorámica desde la carretera.

Jueves, 14 de enero de 2009

Cuando uno aprecia el mapa de Piura, hay un camino que va de Morropón a Canchaque y Huancabamba, en el alto Piura. La carretera asfaltada con fortuna es nueva, recién inaugurada. Ahora bien, las comunidades afroperuanas que se hallan en la ruta son tres, a saber: Malacasí, la Alberca y Serrán, en este orden, subiendo hacia la sierra. Pertenecen al distrito de Buenos Aires. El río corre a lo largo de la vía y el paisaje es sencillamente hermoso, para no olvidarlo nunca. Hay diversos sembríos, p. ej., se puede apreciar mangos, papayas, plátanos, dáctiles, limones, pacayes, etc.
Hemos subido a un bus que va hacia Huancabamba, el viaje será directo entonces. Después de más de una hora aproximadamente, aparece el letrero que anuncia a Serrán. Estoy muy emocionada ya que esta es la comunidad más alejada en el mapa. Este es un pequeño logro en nuestro trabajo de campo, a pesar de nuestro cansancio y riñones. El bus se detiene a mi señal y sin saberlo estamos a la altura de la iglesia principal del poblado. Recorremos la plaza principal,no hubo suerte con la iglesia que permanece cerrada por el momento. En esta ocasión se observa algunos afrodescendientes entre las modestas casas y las calles empolvadas, el sol está en lo alto y el calor castiga.
Tras almorzar nos guarecemos por un rato bajo un enorme árbol a la entrada de una casa, en la misma carretera. No tarda en aparecer la dueña y amablemente nos invita a sentarnos en unas sillas que ella misma ha sacado afuera. Conversamos. Después nos confiesa que su familia viene de Morropón y que su madre "era morenita". Ya había notado cierta familiaridad en ella. Su hijo, Segundo, se suma a la reunión. Es muy conversador y parece que quiere contarnos todo sobre Serrán. Este por ejemplo es un vocablo que señala el antiguo nombre de un cacique del valle, quizá de los Tallanes. Con apoyo del muncipio y el INC se está implementando un museo de sitio, lo cual es una buenísima noticia, además Serrán es una localidad que aspira a ser distrito, es bastante connotado y céntrico para el comercio. Detrás de sus cerros hay mucho por conocer, como una flora medicinal muy atractiva.
El joven Segundo nos invita a acompañarlo a sus tierras próximas al río. En el trayecto nos comenta que esta zona solía ser la pista de aterrizaje del hacendado Cullighan. En su tiempo desde aquí se comercializaba al exterior algodón, el que se transportaba al puerto de Paita. Como ya sucedió en otros lugares, esas épocas terminaron con la reforma de Velasco, para recordarlo hay una estatua en un parquesito al lado de la iglesia. Caminamos un buen tramo hasta la orilla misma del río, vemos asombradas unos enormes y frondosos mangos. TAD es muy golosa y Segundo le ofrece algunos que recibe muy agradecida. También observamos unos troncos largos de cocoteros sin hojas, al parecer una peste ha acabado con ellos. Las aguas del río son cadenciosas y acompañadas del canto de las garzas y chiscos. Segundo nos refiere su propia historia personal, recuerda cuando entusiasmado se fue a recorrerlas provincias hasta llegar a Lima. La capital fue inhóspita para él, allá fue asaltado y malherido. Hoy se pregunta por qué la gente quiere ir a Lima de todas maneras cuando allá no hay trabajo. Los más jóvenes abandonan las chacras, son ociosos y prefieren las fiestas de fin de semana. Existen muchos terrenos abandonados, él ha preferido retornar y recuperarse mientras trabaja con sus padres las tierras.
Observó con detenimiento a Segundo, lleva un sombrero caqui tipo ranger, un machete colgado a un lado de su cintura y una caña laaarga para cosechar los mangos en una mano. Es sincero y muy objetivo en sus apreciaciones. Para qué quieren ir los jóvenes a Lima cuando Serrán es un poblado pujante y en crecimiento, con un paisaje envidiable y un clima magnífico. Ya quiero cruzar la carretera y caminar entre sus cerros pero el calor es sofocante. La conversación continúa ahora donde se inició, a la entrada de su casa, bajo la sombra de un apacible árbol.

No hay comentarios: